viernes, 14 de septiembre de 2012

El Vintage sabe bien en copa... ¡Y aún mejor en el salón!

La primera vez que vi la palabra "vintage" fue en una revista de moda. O quizá fue en un blog. Describía los complementos de una modelo acuñando la tienda y precio de cada uno. En el bolso ponía simplemente "vintage". Se puede traducir como: "bolso viejo que tenemos por casa y ni nos acordamos de cuándo o dónde nos lo compramos, pero nos queda bien, nos gusta, y nos da igual que sea de temporadas prehistóricas".

La segunda vez que oí la palabra "vintage" fue en Oporto, cuando nos enseñaron en una bodega que "vintage" es un vino de allí con añada de calidad excepcional según el dictamen del Instituto do Vinho do Porto.

Y hace cosa de un año, empecé a interesarme por la decoración "vintage", que es el tipo de decoración que siempre me había gustado, pero como no estaba de moda, antes no tenía un nombre concreto. En la decoración vintage se utilizan elementos decorativos antiguos como cámaras de fotos o de escribir, maniquíes, muebles reciclados, armarios envejecidos o pintados... Nada tiene que hacer especial juego con otra cosa, más que por esa pátina de vida que tiene todo lo que no acaba de salir de una tienda. Los muebles de IKEA son somo recién nacidos. Los muebles de segunda mano; esos que has heredado de la casa del pueblo de los abuelos; esos, ya han tenido una vida, o más de una. Y lo cierto es que tienen un aura, igual que la que nos va acompañando a las personas a lo largo de los años de nuestra existencia. Nuestro rictus, nuestra pátina, nuestra experiencia, nos hace más completos, más tranquilos, más seguros. Eso no impide que diariamente intentemos reinventarnos a nosotros mismos, lo cual nos mantiene vivos. Algo así es la decoración vintage.

Emily Chalmers. Modern VintageA mí siempre me atrajo este tipo de espacios (antes de la fiebre vintage que hay ahora mismo) porque creo que en ellos se respira más a la persona que vive dentro. Os pongo un ejemplo. Este verano estaba en Portugal en un restaurante comiendo un arroz con marisco muy rico. Cuando fui al baño me encontré con un espacio precioso. Una encimera de madera maciza sacada directamente de una tajada longitudinal del tronco de un árbol, con el lavabo tallado en ella. El mueble sobre el que apoyaba la tabla estaba formado por las patas de una máquina de coser antigua. Puede sonar extraño, pero era encantador. Y cuando salí de allí, no podía dejar de mirar a la dueña con otros ojos. Porque ese toque, esa sensibilidad, esa visión para convertir un lugar corriente y anodino en algo único, me hizo pensar que era una mujer muy especial.

Siempre me ha gustado que las cosas tengan sentido para nosotros; sentirme identificada con lo que hago, con el espacio que ocupo, con mis relaciones personales, con mi aspecto. Es la forma de sentirse pleno. Me gusta mirar a mi alrededor y encontrar siempre un bagaje de vivencias que me acompaña. Esto me recuerda quién soy, por si en algún momento se me olvida.

Hay un libro de Emily Chalmers que se llama "modern vintage" que combina elementos antiguos con muebles modernos tipo IKEA, para diseñar espacios contemporáneos, funcionales, adaptados a nuestros tiempos, pero llenos de esa magia del pasado que traen los objetos con historia. 

Emily Chalmers. Modern Vintage
Modern Vintage. Emily Chalmers

Emily Chalmers. Modern Vintage
Emily Chalmers. Modern Vintage

Emily Chalmers. Modern Vintage

Emily Chalmers. Modern Vintage

Emily Chalmers. Modern Vintage

Son espacios con alma. Después de ver estas fotos, entiendo que esta tendencia se llame vintage. La vida pasada de los objetos a nuestro alrededor nos recuerda quiénes somos, con todos los días de nuestra vida a la espalda; nos recuerda que nosotros, como el vintage, somos de una añada excepcional.

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